El verano ha sido duro. Madrid no ha bajado de los treinta grados desde el pasado mes de junio sin un día de lluvia y no hay atisbo de que nada vaya a cambiar a pesar de estar ya en septiembre.
Sin embargo, ha sido interesante comprobar como todo se ha acelerado en relativamente poco tiempo. Se me han presentado variedad de retos que me han hecho comprender sobre lo mucho que aún me queda por aprender.
Añado fotos recientes del estado de uno de los jardines en Arturio Soria, Madrid.
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